Hemos recibido una carta de un lector
que plantea una cuestión relacionada con el tema que estamos
tratando; una cuestión que creemos que debe ser clarificada. El
presente documento - cuarto y último de esta serie - es,
en esencia, nuestra respuesta a dicha carta.
Nuestra Repuesta
Le agradecemos al autor de la carta esta oportunidad de abordar este
tema tan importante
por
última vez, ya que esa es la Voluntad de Dios.
De los Siete Sacramentos, la Sagrada Comunión es el que
proporciona alimento sobrenatural al alma - cuando el pan y el vino han
sido
correctamente
transubstanciados en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Aunque
suena a canibalismo, no lo es, y nunca se pretendía que fuera
entendido así. Por la Gracia de Dios, sé lo que realmente
sucede al pan y al vino en la Consagración; por lo tanto, para
mí, el hecho de que el Sacramento proporciona al alma un
alimento sobrenatural inigualable es una realidad absoluta
y no porque me lo haya contado
alguien.
Dicho esto, hagámonos las siguientes preguntas:
(a) ¿Cómo se las
arregló el ladrón arrepentido para estar en el Reino con
Jesús "ese mismo día"?
[39]
Uno de los malhechores suspendidos, blasfemaba de Él, diciendo:
"¿No eres acaso Tú el Cristo? Sálvate a Ti mismo,
y a nosotros." [40] Contestando el otro lo reprendía y
decía: "¿Ni aun temes tú a Dios, estando en pleno
suplicio?
[41] Y nosotros, con justicia; porque recibimos lo merecido por lo que
hemos hecho; pero Éste no hizo nada malo." [42] Y dijo:
"Jesús, acuérdate de mí, cuando vengas en tu
reino." [43] Le
respondió: "En verdad, te digo, hoy estarás conmigo en el
Paraíso." [Lucas 23]
Obviamente, éste no cumplía lo que muchos entienden como
un absoluto requisito, tal como
parece que esté
enunciado en
Juan 6: 53-54
(b) ¿Por qué
Jesús no pidió a Sus Apóstoles/Discípulos
que convenciesen para incorporase al grupo a ese hombre que "expulsaba
demonios en Tu Nombre" pero "no nos sigue"?
[38]
Díjole Juan: "Maestro, vimos a un hombre que expulsaba demonios
en tu nombre, el cual no nos sigue; y se lo impedíamos, porque
no anda con nosotros." [39] Pero Jesús dijo: "No se lo
impidáis, porque nadie, haciendo milagro por mi nombre,
será capaz de hablar luego mal de Mí. [40] Porque quien
no está contra nosotros, por nosotros está.
[Marcos 9]
Al fin y al cabo, se perderá para siempre si no cumplía
lo que
muchos entienden como un absoluto requisito, tal como
parece que dice Juan 6:
53-54.
(c) ¿Como fue posible
que los que vivieron en los
primeros años del Cristianismo sin consumir el pan y vino
apropiadamente transubstanciado disfrutasen de la prometida Vida Eterna?
Al fin y al cabo, se perderán para siempre si no cumplían
lo que
muchos entienden como un absoluto requisito, tal como
parece que dice Juan 6:
53-54.
(d) ¿Y que hay de los
especialmente elegidos por Dios - Abraham, David, Moisés, Juan
el Bautista? Ninguno de ellos consumieron el pan y vino
Transubstanciados. ¿Perdieron la prometida Vida Eterna?
¡Por supuesto que no!
Obviamente, ellos no cumplían lo que muchos entienden como un
absoluto
requisito, tal como
parece
que dice Juan 6: 53-54.
(e) Y por último, pero
no menos importante, que hay de aquellos que nunca han oído
hablar de Jesús
por
culpa del fracaso monumental del esfuerzo de Evangelización?
Para responder a esa pregunta, utilicemos el Catecismo oficial de la
Iglesia Católica Romana.
(4)
"Fuera
de la Iglesia no hay salvación"
847 Esta afirmación ["Fuera de la Iglesia no hay
salvación"] no se refiere a
los que,
sin culpa suya, no conocen a Cristo y a su Iglesia:
Los que
sin culpa suya no conocen el Evangelio de Cristo y su Iglesia, pero
buscan a Dios con sincero corazón e intentan en su vida, con la
ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a través
de lo que les dice su conciencia, pueden conseguir la salvación
eterna.
848 Aunque Dios, por caminos conocidos
sólo por Él, puede llevar a la fe, "sin la que es
imposible agradarle", a los hombres que ignoran el Evangelio sin culpa
propia, corresponde, sin embargo, a la Iglesia la necesidad y,
al mismo tiempo, el derecho sagrado de evangelizar.
El Catecismo está totalmente en lo cierto aquí. Podemos
afirmarlo, con total humildad, porque, por la Gracia de Dios, y no a
causa de su intelecto, miguel de Portugal sabe de qué manera es
posible que
"Dios, por caminos conocidos
sólo por Él, puede llevar a la fe, sin la
que es imposible agradarle, a los hombres que ignoran el Evangelio sin
culpa propia"
Dado todo lo anterior, resulta
obvio que el consumir el pan y vino Transubstanciados
no es un requisito absoluto
para la salvación de un alma, aunque - y no nos cansamos de
repetir -
es la mejor y
más grande ayuda que una persona puede recibir en su
caminar a través del Tiempo hacia la Eternidad.
Volvamos ahora na lo que escribió Juan y veámoslo de
acuerdo a
la intención original.
53
Díjoles, pues, Jesús: "En verdad, en verdad, os digo, si
no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis la sangre
del mismo, no tenéis vida en vosotros. 54 El que de Mí
come la carne y de Mí bebe la sangre, tiene vida eterna y Yo le
resucitaré en el último día.
Jesús es la Palabra de Dios hecha Carne. Si consumimos - comemos
y bebemos - la Palabra de Dios, tendremos Vida Eterna.
Ya hemos avisado a los fieles acerca de los peligros del Literalismo
Bíblico
(5).
Afrontémoslo, si nos tomásemos todo al pie de la letra,
muy poco quedaría de la Fe Católica. Por ejemplo, en la
Última Cena de la Pascua Jesús dijo:
....Este
es el cuerpo mío, el que se da para vosotros. Haced esto en memoria mía."
[Lucas 22:19]
La Cena de Pascua tiene lugar una vez al año y se realiza
según las instrucciones que Dios dio a Moisés y a las que
Jesús se adhería (Recordemos:
"No vayáis a pensar que he venido a
abolir la Ley y los Profetas. Yo
no he venido para abolir, sino para dar cumplimiento." [Mateo
5:17])
Por lo tanto, si lo entendiésemos todo literalmente, la Misa
debería ser ofrecida solamente una vez al año, en el
día de la Pascua, en la fecha determinada por los
parámetros
utilizados por Jesús y no por los Jefes del Templo
(6). Además, el
formato debería ser exactamente el que utilizó
Jesús.
Finalizando, queremos recordar a todos que, igual que
"El sábado se hizo por causa del
hombre, y no el hombre por causa del sábado" [Marcos
2:27], la religión organizada fue hecha para el hombre,
y no el hombre para la religión organizada. ¡El hombre fue
hecho por y para Dios!