Fidel Castro el Matón?
La leyenda de asesinatos puntuales ordenados por Fidel Castro va de lo
sublime (matar a Kennedy sin dejar rastro) a lo ridículo (matar
a Payá dejando testigos) e incluye hasta acciones contra gente
de su bando: desaparecer a Camilo Cienfuegos, abandonar al Che Guevara,
ejecutar a Salvador Allende… Los asesinatos que habría cometido
personalmente son harina de otro costal.
El cubanólogo Dr. Brain Latell afirma en Castro´s Secrets
(MacMillan, 2013) que Fidel “nunca más” se involucró en
persona tras el asesinato del sargento de la Policía
Universitaria Oscar Fernández-Caral, el 4 de julio de 1948. Sin
embargo, el jefe del Servicio de Investigaciones Especiales y
Extraordinarias (SIEE) de la Policía Nacional, Mario
Salabarría, aliado de Fernández-Caral y enemigo de
Castro, expuso al historiador Antonio de la Cova:
“Yo no creo que Fidel haya ido a matar a Fernández-Caral, por la
sencilla razón de que Caral lo conocía [y] era muy
riesgoso jugarse la carta de que Caral iba a quedar muerto (…) La
muerte de Caral fue en pleno día, en la puerta de su casa, [y
en] ese barrio de Infanta hacia la Universidad (…) Fidel era conocido
(…) Lo lógico es que si lo ve venir, se quite de la puerta,
porque sabe que es enemigo.”
Fernández-Caral mencionó in articulo mortis tan solo a
José de Jesús Ginjaume entre los agresores. Un testigo
presencial, Reinaldo Aranda, identificó a Fidel Castro al
mostrarle la policía una tira de fotos, pero al día
siguiente Castro fue a verlo y Aranda declaró a la prensa que se
había equivocado. Según la ficha policíaca de
Fidel Castro, ni siquiera fue enjuiciado (Beruvides, Esteban M.: Cuba:
Archivos confidenciales, Colonial Press International, 2001, p. 10).
Asesinato de otro Castro
Su ficha refiere también que fue “señalado como uno de
los autores intelectuales” del asesinato —frente al cine Resumen
(Cinecito) el 22 de febrero de 1948— del expresidente de la FEU y
Director Nacional de Deportes Manolo Castro, quien militaba en el
Movimiento Socialista Revolucionario (MRS), rival de la Unión
Insurreccional Revolucionaria (UIR), a la cual pertenecía Fidel.
De la Cova relata que Frank Díaz-Balart proveyó coartada
a su futuro cuñado (The Moncada Attack, Universidad de Carolina
del Sur, 2007, página 19) y la ficha policíaca indica que
la prueba de parafina dio negativa, esto es: que Fidel no había
disparado recientemente ningún arma de fuego.
Otro pandillero de la UIR, Gustavo Ortiz-Faez, fue detenido a dos
cuadras de la escena del crimen con una pistola 45 recién
disparada. El peritaje balístico arrojó que Manolo Castro
había sido baleado con ella, pero la Primera Dama, Paulina Grau,
era madrina de Ortiz-Faez y movió los caracoles para sacarlo
absuelto.
Bautismo de fuego
Dr. Latell escribió también que, “por testimonios
indiscutidos”, Fidel Castro habría disparado por la espalda y
herido de gravedad en un pulmón al líder estudiantil
Leonel Gómez. Solo que:
Enrique Ovares, secretario general de la FEU, aseguró que “el
primer tirito que dispara Fidel” en la Universidad de La Habana, el 8
de diciembre de 1946, dio pie al relajo de que “le fueron a tirar al
toro y le dieron a la vaquita,” porque no fue Gómez, sino
Fernando “La Vaquita” Freyre de Andrade, quien resultó herido en
una pierna.
Rafael Díaz-Balart, excuñado de Castro, atestiguó
que el atentado fue en 1947 a la salida del estadio aniversario por la
calle Ronda, pero Ramiro Arango, secretario de Relaciones Exteriores de
la FEU, aseveró que el tiroteo tuvo lugar “en un billar que
había en un pasaje que iba del Instituto de La Habana al Teatro
Payret”.
Vidal Morales, jefe de propaganda de la UIR, apuntó: “Es posible
que se hayan disparado,” porque Castro tenía problemas
personales con Gómez, amigo del líder de la UIR, Emilio
Tró. Al cabo Gómez marchó a México y Castro
ingresó en la UIR.
Rolando Masferrer, líder del MSR, declaró que Fidel y
tres pistoleros más de la UIR (Justo Fuentes, Armando
Galis-Menéndez y Rafael del Pino Siero) intentaron matarlo
frente a su casa en 17 y 12, Vedado, para conmemorar el aniversario de
la muerte de Tró, acribillado el 15 de septiembre de 1947 en la
Masacre de Orfila. Masferrer desmintió de pasada la leyenda de
haber abofeteado a Fidel Castro: “Él no tuvo ningún
incidente conmigo y yo nunca le di ningún golpe a él”.
Coda
Dr. Latell no dio crédito al entrenador militar de los
expedicionarios del Granma, Miguel Antonio Sánchez, alias El
Coreano, quien ante las cámaras de un telecentro de Miami (Canal
41) largó que en 1956 Castro había asesinado a sangre
fría al cabecilla de unos cubanos descontentos con la
gestión del Che como jefe de personal del campo de entrenamiento
en Chalco (México). En el mismo telecentro, Luis Posada Carriles
soltó que debía su vida dos veces a Fidel Castro, quien
habría impedido sendos atentados de otro pistolero de la UIR,
Guillermo García-Riestra, alias Billiken, y del malogrado
oficial del MININT Tony de la Guardia.
Entretanto pasó el tiempo histórico para hacer justicia
entre cubanos de ambos bandos y el pasado no se indaga ya para sacar
lecciones, sino que se construye o reconstruye arbitrariamente para
sostener tal o cual posición del presente.
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