CIUDAD DEL VATICANO, 2 DE JULIO DE 2001
(Zenit.org) - Mons. Agustín Misago, Obispo de Ruanda es de los
que lo creen.
"Sí, la Virgen María se apareció en Kibeho el 28
de Noviembre de 1981, y en el curso de los siguientes seis meses", dijo
el obispo. "Hay más razones para creerlo que para negarlo."
Con dicha afirmación, el obispo Misago de Gikongoro
declaró creíbles las afirmaciones de tres jóvenes
ruandesas que afirman haber visto a la Virgen. La declaración
aparece en la "Declaración sobre el Juicio Definitivo de las
Apariciones de Kibeho", publicada el viernes por el Vaticano.
El Obispo Misago también hizo una declaración solemne
durante una Misa concelebrada con todos los obispos ruandeses y el
nuncio apostólico en Kigali.
Sin embargo, no pudo confirmar la veracidad de todas las personas que
reportaron apariciones.
El obispo proclamó solemnemente que la Virgen se apareció
solamente a Alphonsine Mumureke, Nathalie Mukamazimpaka y Marie Claire
Mukangango. En aquel momento, las tres tenían 17, 20 y 21
años, respectivamente, y, según la declaración,
"correspondían satisfactoriamente a todos los criterios
establecidos por la Iglesia en materia de apariciones y revelaciones
privadas".
El documento continúa diciendo que, "por el contrario, la
evolución de los supuestos videntes posteriores, sobre todo
después de las apariciones, refleja situaciones personales
inquietantes, que han reforzado las reservas existentes acerca de
ellos".
Además, el documento no considera las supuestas visiones de
Jesús, reportadas desde 1982.
En cambio, fomenta la devoción a las apariciones de la Virgen en
Ruanda, tal como fue autorizada en 1982 por el Obispo Jean Baptiste
Gahamanyi, con la dedicación del Santuario de Nuestra
Señora de los Dolores en Kibeho.
Uno de los acontecimientos que influyó en la declaración
fue la visión anticipada del genocidio de Ruanda que
ocurrió 13 años después.
Las jóvenes dijeron que vieron: "Un río de sangre, gente
que se mataba entre sí, cuerpos abandonados sin nadie que los
enterrase, un árbol en llamas, un abismo abierto, un monstruo y
cabezas decapitadas."
Esta horrible visión fue la única de ese tipo. En el
resto de las apariciones, la Virgen, que tenía la piel oscura,
animó a las jóvenes a rezar, ayunar y hacer penitencia.
En algunos casos, se les veía bailar ante la Virgen.
En la primera aparición, que tuvo lugar a las 12:35 p.m.
del 28 de Noviembre de 1981, en el comedor de la escuela de Kibeho,
dirigida por una congregación local, Alphonsine Mumureke
escuchó una voz que la llamaba: "Hija mía".
Mumureke fue al pasillo y vio a una mujer muy hermosa: "Tenía un
vestido blanco sin costuras y un velo blanco en la cabeza. Sus manos
estaban juntas sobre su pecho, y sus dedos apuntaban al cielo."
Mumureke le preguntó: "¿Quién eres?" La
respuesta fue: "Ndi Nyina Wa Jambo", es decir, "Yo soy la Madre de la
Palabra". Ella continuó: "He venido a tranquilizarte porque he
oído tus oraciones. Me gustaría que tus amigos tuvieran
fe, porque no creen lo suficiente".
En enero de 1982, Nathalie Mukamazimpaka vio a la Virgen; estas
apariciones continuaron hasta el 3 de Diciembre de 1983.
El 2 de Marzo de 1982, fue el turno de Marie Claire Mukangango. Las
apariciones duraron seis meses en su caso, hasta el 15 de Septiembre de
1982.
La última aparición de Mumureke fue el 28 de Noviembre de
1989, exactamente siete años después de la primera.
Mientras tanto, en 1982 el obispo nombró una comisión
médica, y más tarde una teológica, para investigar
los informes.
Con el paso de los meses, el número de visionarios reportados se
elevó a siete. Otras tres mujeres jóvenes y un
niño dijeron que recibieron apariciones de Jesús; ninguna
de estas apariciones ha sido reconocida.
Desde el principio en Kibeho, en el sur de Ruanda, hubo conversiones,
reuniones de oración, peregrinaciones, curaciones y
fenómenos anormales durante esas apariciones públicas.
La guerra étnica de mediados de la década de 1990 parece
haber sido para muchos la realización de la profecía.
Comentando los acontecimientos de Kibeho a mediados de los años
80, el conocido mariólogo francés, el Padre René
Laurentin, dijo que "son un signo de alegría para África,
para su Iglesia, para la africanización, en el sentido positivo
del término".
Durante su visita a Ruanda en 1990, Juan Pablo II exhortó a los
fieles a recurrir a la Virgen como una guía simple y segura, y a
rezar por un mayor compromiso contra las divisiones locales, tanto
políticas como étnicas.
ZE01070201