Un
Desorden Psicológico en la mayoría de los casos es un
Desorden Espiritual
Cómo identificarlo, tratarlo y curarlo
NOTA
- 29 Enero 2009
Es agradable ver que poco a poco la ciencia va
abriendo los ojos a las realidades espirituales manifestadas en las
relaciones interpersonales. De acuerdo con el Dr. Jose Luis
Gonzáles de Rivera, Jefe de Psiquiatría de la
Fundación Jiménez Diaz (Madrid) y presidente de la
Asociación Española de Psicoterapia: (1)
"No
es que los ISRS (antidepresivos) no sean eficaces, sino que
son muy eficaces en algunos tipos de depresión y muy poco
eficaces en otros. Los antidepresivos resultan milagrosos en el caso de
las personas que tienen un déficit en la fabricación de
neurotransmisores debido a un defecto genético, pero el
porcentaje de pacientes que responde a este perfil es mínimo. La
inmensa mayoría de los trastornos depresivos son la respuesta a
pérdidas, a situaciones de presión continua, de falta de
afecto
o de relaciones interpersonales..."
Introducción
Este documento está escrito para una audiencia que acepta: (a)
La absoluta supremacía de Dios como Creador y Sostén de
Su Creación; y (b) la
manifestación del mal en
satanás y sus ángeles caídos. Sin embargo, si Ud.
no
suscribe tales creencias, sustitúyalas por cualesquiera otras
donde vea manifestados el Bien y el Mal; el mensaje que tratamos de
comunicar será el mismo.
Premisas
del documento
Hay tres premisas básicas en las que basamos este
documento:
1.
El hombre fue creado a imagen de Dios; [Gén 1:26-27, Sab
2:23]
2. La enfermedad y, a la
postre, la muerte son consecuencias directas o
indirectas del pecado original y los subsiguientes pecados de uno mismo
y de los demás; [Gén 2:17, 3:16-19, Sab 2:24, Rom
6:23]; y
3. Lo que tiene lugar en el
mundo espiritual se manifiesta, de una
manera u
otra, en el mundo físico. [Gn 1:3-27]
Hay tres premisas adicionales en las que también se
basará este tratado:
1.
Cuando Dios creó el Universo con todo lo que contiene,
estableció
igualmente las
leyes, físicas y espirituales, que rigen su funcionamiento.
Estas leyes son inmutables y ya no
serán cambiadas, ni siquiera por Dios, pues lo que Él
crea es perfecto por naturaleza y no necesita cambio;
2. Los individuos son
responsables únicamente de sus propios
pecados. Aunque pequemos por la influencia
pecaminosa de los otros, seguimos siendo responsables del pecado que
hemos cometido. [Gén 3:16-19]; y
3. Las deudas que contraemos
con Dios como resultado de nuestra
violación de las inmutables leyes divinas sólo pueden
atenuarse, es decir, disminuir, gracias a la generosa acción de
la Misericordia Divina. [Sab 3:1-9, 11:21-26]
Finalmente...
La generosidad de la Misericordia Divina viene determinada por:
Puesto que Dios puede leer realmente nuestros corazones, Él
guía constantemente nuestra disposición espiritual [por
ejemplo, nº 1 al 5 de los citados previamente] y también,
por la acción de Su Misericordia, nos protege adecuadamente del
duro embate de las consecuencias de cada una de nuestras
transgresiones. [Sab 1:6, Lc 5:22, 6:8, 11:7, 24:38, Mt 15:19,
Mc 7:21]
Debemos proseguir ahora con lo dicho anteriormente como telón de
fondo de nuestra discusión.
Una
muestra de relación disfuncional
[Nota: Tomaremos como instrumento ilustrativo para nuestra
discusión el caso de una mujer que se crió entre
alcohólicos.]
El primer paso que tiene que dar esa persona es el de darse cuenta que
el alcoholismo es una enfermedad psico-somática.
Es una
disfunción espiritual que puede coincidir con un cuerpo que
tiene una
predisposición,
guiada por mecanismos químicos naturales, hacia el
consumo excesivo de alcohol.
A partir de estas características
disfuncionales, satanás va a tratar
de
causar tanto daño como pueda a las personas que
entren en
contacto con el alcohólico (o con una persona que, sin ser
alcohólica, se comporta como
un alcohólico).
Para que esto sea
efectivo, el maestro del embaucamiento
necesita crear una ilusión crucial: implantar en la mente de
estas personas que están alrededor del alcohólico la idea
de que es de ellos, y no del alcohólico, la culpa de su
comportamiento disfuncional; e igualmente, a través de ese
sentimiento de culpa, hacerles creer que es
responsabilidad de ellos acceder a las demandas del
alcohólico para apaciguarlo. Aquí es donde
satanás pone en
juego profundos sentimientos de culpa.
Se debe recalcar un punto clave: una persona que
no bebe puede exhibir
el comportamiento psicológico de un alcohólico [excepto
por la borrachera] y puede infligir tanto sufrimiento en sus
víctimas como si consumiera un litro de una bebida
alcohólica a diario.
Cómo
el mecanismo causa
destrucción
El amor es un atributo de origen divino que se desarrolla cuando los
seres humanos se aman los unos a los otros (2). Mientras se va
desarrollando el amor, las características negativas
psicológicas
y/o espirituales como el egocentrismo, el
síndrome del "yo", etc., comienzan a perder terreno y los seres
humanos se convierten en personas amables,
piadosas y
realmente
caritativas.
Ese era el plan original de Dios, que encargó la
enseñanza del amor, de palabra y
de obra, a los padres del ser
humano creado. [Mc
9:41, Mt 18:4-5]
¿Qué sucede cuando un niño no
encuentra, durante
su crecimiento, el entorno
adecuado para desarrollar el amor? Los
niños interpretan subconscientemente todo lo que experimentan
como expresión de amor, aunque se les esté dando
algo que esté
corrompido.
Lamentablemente,
aunque reconocen conscientemente que el comportamiento no es amor, aun
así, inconscientemente reciben ese comportamiento abusivo como
si fuera amor y se sienten atraídos hacia ese comportamiento
errado porque, por diseño, reciben como "amor" lo que proviene
de sus padres (o de las personas que los crían).
Esta es, posiblemente, la herramienta más destructiva de
satanás. Ha provocado un cortocircuito en el mecanismo
psicológico implantado
por Dios en Sus criaturas. Por tanto,
la mujer que es criada en medio de una atmósfera disfuncional
creada por un padre alcohólico continuará buscando
un entorno similar
en su vida adulta,
mientras sigue
alimentando sus sentimientos destructivos de
culpa.
Este cortocircuito emocional se produce igualmente en
cualquier persona criada en un entorno abusivo, ya sea el abuso
psicológico, sexual (3)
o verbal.
Parte del
mortífero veneno psicológico dado a
las personas que sufren el entorno abusivo es el sentimiento de culpa,
es decir, el sentimiento de
responsabilidad por el comportamiento disfuncional de la otra persona.
Éstas víctimas se convertirán, inconscientemente,
en facilitadores y perpetuadores de los comportamientos disfuncionales
de la otra persona, mientras tratan de
compensar desesperadamente a su "ser amado" por creer haberle causado
su
problema. Un círculo destructivo de
autoinculpación - la obra maestra de satanás. [Ex
20:5-6]
Muchas víctimas no pueden ver ésto en
ellos mismos porque
están ciegos al
problema y satanás sabe que un ciego no puede
encontrar
una salida. La clave para que un facilitador pueda reconocerse como
tal es:
el sentimiento de culpa. Si en
una persona
está presente un sentimiento de culpa destructivo e
inhabilitador, significa, casi con toda seguridad, que esa persona es
un facilitador.
Estos
sentimientos no son
semejantes al sentimiento de culpa saludable, que nos ayuda a
reconocer nuestras imperfecciones reales y, sin comportamientos ni
sentimientos destructivos, nos mueve a dar los
pasos apropiados para
corregir cualquier error que hayamos cometido.
Un ejemplo
de culpa saludable: Digamos
que estamos en una situación en la que reconocemos que
hemos ofendido a alguien, a sabiendas o no de ello. La culpa saludable
nos impele a acercarnos a
la persona ofendida y disculparnos desde el corazón. Si el
ofendido adopta una actitud de revanchismo y no acepta las disculpas o
quiere mantenerse ofendido, el ofensor
puede dejar el tema e irse de allí pues ya cumplió el
requerimiento Divino.
¿Por qué decimos que "ya
cumplió el requerimiento Divino"? Porque, si el ofendido
adopta esa actitud tan negativa al presentar nuestra disculpa, eso
es otra trampa manipuladora
del diablo. Cuando nos disculpamos
sinceramente con
alguien a quien hemos ofendido, realmente estamos
pidiendo perdón a Dios. El estado de humildad
y
contrición se colma
confesando la falta al individuo ofendido.
[Para los católicos tal acción no excusa el requerimiento
de la Reconciliación Sacramental pero sí puede
aumentar sus
beneficios espirituales.]
De este modo, el que se disculpa debe considerar cerrado el caso. Si el
ofendido continúa dándole vueltas a la ofensa, ese es su
problema y deberá rendir cuentas de ello ante Dios.
El
despuntar de la solución
¿Hay alguna salida? No, no para el hombre, pero sí es
posible para
Dios, pues para
Dios y con
Dios todo es posible. [Mt 19:24-26, Lc
1:35-37]
"¿Qué quiere decir esto?",
puede preguntar la
víctima. Añadiendo - "Yo
soy quien
vive con un individuo insultante, ¡y no Dios!"
Esa lógica sería válida si no
comprendiésemos lo que quiso decir Jesucristo cuando dijo que
todo era posible para y con Dios. [Mc 9:23, 10:27, 14:36]
Lo
que
quería decir Nuestro Señor era precisamente que, cuando
una persona
está investida con la Gracia de Dios - para Quien
todo es posible -,
una Gracia accesible para
todos, puede
vencer cualquier
desafío en
sintonía con la Voluntad de Dios.
Si el lector no cree esto, entonces es que no cree
que haya salvación
para la humanidad, pues esa manifestación
de incredulidad fue precisamente lo que
provocó dichas declaraciones de Nuestro Señor. [Is
53:5,
Mt 19:25, Jn 19:30]
"Excelente," dirá la
víctima,"¿Qué
puedo
hacer con la Gracia? Y en cualquier caso, ¿de qué Gracia
estamos hablando?"
Esto es muy sencillo una vez que nos lo
explica el Espíritu
Santo de Dios.
1.-
Dios es realmente Todopoderoso - nada es imposible para Él.
[Mt 19:26, Lc 1:37]
2.- Dios nos ama a cada uno de
nosotros individualmente y con gran
intensidad y no desea castigarnos sino que vivamos una vida llena de
amor.
[Lc 10:25-28,
15:4-7; 15:11-32]
3.- Debemos vivir en
comunión con Dios, una comunión en
la que el hombre haga todo lo que le sea posible, dentro de
lo razonable, para resolver cualquier situación a la que se
enfrente, y
entonces Dios hará el resto. En estas condiciones,
lo que esté
más allá de las capacidades limitadas del hombre, Dios lo
llevará a cabo para el hombre.
[Gén 2:15-17, Lc
18:6-8,
Mt 9:35, 19:26, Hechos 9:36-41]
"Sí, eso está muy bien,
pero yo
todavía tengo un marido
violento. ¿Cómo puedo romper el círculo vicioso?"-
Añadirá la víctima.
En primer lugar, la
persona afectada debe darse cuenta de que no es culpa suya todo lo
que
está afligiendo al agresor. El "Yo
no soy responsable de su
conducta" debe convertirse en algo así como un mantra hasta que
finalmente penetre el subconsciente de la víctima.
Cuando el agresor vea que semejante sistema de control del
comportamiento de la víctima ha sido roto,
intentará
restablecerlo
a
través de diferentes (pero, en el fondo, equivalentes) canales,
todos ellos basados en cierta forma de culpa y/o temor.
En ese momento, la víctima comienza a sentirse espiritualmente
libre de la culpa. El agresor se da cuenta finalmente de que su sistema
de manipulación ha sido permanentemente desactivado y, al fin,
se da cuenta de
que es él quien tiene el problema, hallándose entonces,
ante dos opciones:
(a)
Buscar ayuda; o bien,
(b) encontrar a alguien que
continúe
haciendo
posible su conducta destructiva.
Como el lector puede ver, la elección es entre el bien y el mal;
ésa es
una elección que el agresor tendrá que
hacer y, para la víctima, es una
decisión en la que, una vez que ha elegido ella misma el lado
del bien, debe persistir. Si la
víctima teme ser abandonada por el esposo y vuelve al antiguo
patrón destructivo, no sólo será miserable su
vida, sino que también
tendrá que dar cuenta ante Dios por ser una facilitadora
del mal [Mt 2:12;
10:34-9; 18:15-17]
Si la víctima se mantiene cerca de Dios poniendo su confianza en
Él, Dios procurará la solución que le hará
capaz de
recomenzar su
vida nuevamente (4).
¿Debe temer esto la
víctima? ¿Comenzar la vida de nuevo? ¿Por
qué habría
de temer a esto? La víctima
nunca tuvo una vida
con anterioridad, ahora tiene la oportunidad de tener una. [Gén
12:1-3; Sab 1:12-16; 6:11-16, Mt 10:26-33]
El
Síndrome del "¿Por Qué Yo?"
En esta sección abordaremos, y responderemos a una
pregunta que se oye con frecuencia: "¿Por
qué tengo yo
que sentirme atraído o atraída
siempre por el mismo tipo de gente
perturbada?"
Son muchos los "expertos" y otras "lumbreras" que escriben y venden
gruesos libros y dan conferencias tratando de responder a semejante
pregunta. Al fin y al cabo dicha pregunta nunca es plenamente
respondida porque podría
secar su fuente de ingresos.
La respuesta es una y simple: El individuo agredido fue
psicológicamente condicionado, probablemente desde la
niñez, por tal conducta perturbada por parte de sus padres y/o
hermanos. De este modo, ello representa una "zona de confort". Debemos
recordar que tal individuo puede incluso identificar dicha conducta
perturbada con el "amor". Después de todo, eso es todo lo que
conoce desde su niñez.
Se trata del viejo síndrome del zapato: "Es incómodo,
pero estoy acostumbrado a él, o sea, me es confortable".
Para
reforzar
semejante conducta destructiva se ha compuesto un proverbio que lo
ilustra perfectamente: "Mas vale lo
malo conocido que lo bueno por conocer". Una
versión de este perturbado aforismo sale a la luz en muchas
culturas.
¿Cuál es pues la solución para un individuo que se
encuentra apresado en semejante patrón de conducta?
Es algo bastante simple. ¡Tratar
de romper el círculo
vicioso!
¿Cómo? Identificándolo, enfrentándose a
ello y buscando ayuda
en grupos de apoyo formados por personas con problemas similares,
a
la vez que se embarca en una jornada de oración para acercarse a
Dios, o sea, a Su asistencia omnipotente.
Una mujer
víctima, digamos, de un marido alcohólico, cuando se
reúne con un grupo de ayuda como "Alcohólicos
Anónimos" por primera vez,
después de escuchar algunos testimonios de las otras esposas,
tendrá la impresión de que todas ellas están
casadas con el mismo hombre. ¿Por qué? Porque la
raíz de la conducta disfuncional
pertenece al dominio sobrenatural y el padre
de las conductas
destructivas no es sino uno: satanás; y, aunque es malvado,
¡es coherente!
Si usted se encuentra entre quienes han estado en un grupo de ayuda
unas cuantas veces y ha dejado de ir, lo primero que debe preguntarse
es esto: "¿Por qué lo
dejé?"
Hay muchas posibilidades de que el derrumbamiento de la víctima
consista en no querer hacer el esfuerzo de cambiar el "status quo".
Debido al condicionamiento previo, puede
pensar o bien que no es digno o digna
de ello, o bien que sí lo merece. Existe también la
posibilidad de que el grupo de ayuda cuente con un moderador incapaz.
Si tras unas pocas semanas la víctima no aprecia ningún
progreso espiritual o psicológico, entonces debería
buscar otro grupo.
Debemos darnos cuenta de que en ciertos casos las heridas espirituales
han sido tan profundas que, igual que sucede con las heridas profundas
del cuerpo, incluso después de cicatrizadas, el individuo
resultará espiritualmente desfigurado. En cualquier caso,
semejante cruz, al entender la víctima el mecanismo y aligerarse
su peso por la Gracia de Dios, será ahora más
fácil de llevar hasta el final de la vida de la
víctima. Si no, el peso de la cruz sería tan duro de
llevar que hasta podría conducirla al suicidio. (5)
Un ejemplo de un pasado muy cercano. Las heridas psicológicas de
los
aterrorizados kosovares huyendo de las autoridades Serbias
desfigurarán sus almas de por vida, y sólo Dios puede
ayudarles aligerando esa aplastante cruz. Cosa que ningún
psicólogo o psiquiatra será capaz de hacer. En el mejor
de los casos, ellos podrán proveer de primeros auxilios
psicológicos pero no la solución.
Estamos hablando, para disgusto de psicólogos y psiquiatras no
cristianos, de almas heridas que únicamente pueden recuperar su
salud en virtud de la
acción de Dios.
Este aligeramiento de la cruz, este cambio a un yugo más ligero,
es precisamente aquello a lo que Jesús se refería cuando
dijo: "Venid a mí todos
aquellos, yo os daré descanso..."
[Mt 11:28-30] (6)
Puesta en
práctica
de la Solución
En esta sección hablaremos sobre
cómo puede, la
víctima
de una persona
que presenta una personalidad de alcohólico,
sobrellevar el periodo de curación.
La única vía es la de
la disciplina y la guía
espiritual, las cuales deben ser acompañadas de un
enriquecimiento de la relación de la víctima con Dios.
Se crea o no, el ofensor es realmente débil y temeroso, no
importa la rudeza del ataque que intente proyectar.
Cuando se da cuenta de que él ya no puede manipular más a
la víctima con miedo, y que corre el riesgo de perderla,
probablemente será inspirado para curarse rápidamente.
Si no, Dios proveerá, por Su propia cuenta y sin la
intervención física de la víctima, la
manera en que ésta
ha de llegar a liberarse de él. (4)
Un procedimiento clave que hay que recordar es orar por los enemigos y
perseguidores [Lc
6:35-36]. Ésa es la
enseñanza
de
Jesús e,
igual que todo lo demás que Él nos
enseñó, no fallará. Es una tragedia el hecho de
que el clero no promueva este tipo de actitud salvadora.
¿El miedo de la violencia física hasta la muerte? Vea el
párrafo
anterior. Sin enfrentamiento, pero con diligencia,
siga ese
procedimiento. En un plazo muy corto, la víctima
empezará a ver los resultados. No
falla.
"¿Por qué la Iglesia ha
dicho siempre a la esposa que debe permanecer
en un hogar violento?", nos ha preguntado alguien.
El creyente debe darse cuenta de que ni el cura párroco ni el
Obispo Diocesano pueden ser considerados "la Iglesia" si el consejo que
ofrecen es destructivo para el alma y/o para el cuerpo. No hay que
olvidar que Judas Iscariote era uno de los doce Apóstoles, hasta
que traicionó la Palabra de Dios.
Nosotros no podemos, ¡ni debemos!, permitir a un hombre
contravenir abiertamente la Ley de Dios y usar su posición
eclesiástica para destruir.
Si el lector pone esto en duda, que considere los siguiente:
¿Someteríamos nosotros a
nuestros hijos al abuso sexual
(3)
de ciertos
miembros del clero, aunque dicho clero
estuviera protegido por el Obispo Diocesano para no ser expuesto y
procesado?
(7)
Después
de todo, ellos son "la Iglesia" según una definición tan
amplia. - ¡Mil veces no!
[1Cor 5:9-13; Jn 5:24; Hechos 4:19-20]
Si un/una creyente se encontrase él/ella mismo/a en un aprieto
semejante; nosotros recomendamos que busque el consejo de otro miembro
del clero e inmediatamente
reporte la situación a las
autoridades civiles competentes. Todavía hay algunos sacerdotes
y Obispos verdaderamente dignos para ejercer su función sagrada
y que
podrían ser llamados con toda justificación padres
espirituales.
NOTAS
(1)
Revista "Más
Allá de la Ciencia", No. 239 / Ano XXI
(4)
No
estamos
incitando al Divorcio. Cuando todo lo
demás falla, la separación de un esposo violento es
realmente una opción viable. La separación NO va contra
la Ley de Dios; someterse voluntariamente a los designios del maligno
por medio de un ser humano perturbado ES contrario a la Ley de
Dios.
In English: Spiritual Dysfunction - Its Identification,
Treatment and Cure
Originalmente publicado a nivel
mundial en Inglés en la Primavera de 1999. Portugal
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